Últimamente se han estado publicando unas cuantas noticias sobre repoblación de pueblos abandonados y los esfuerzos de algunos ayuntamientos de municipios con escasos habitantes para atraer familias con críos para evitar el cierre de escuelas rurales. El caso es que intentamos estar al tanto de las ofertas de trabajo y/o vivienda gratuita o muy barata que de vez en cuando sacan pueblos en estado de semiabandono, así como oportunidades de repoblación rural que parezcan interesantes, pero probablemente no lleguemos a tiempo a todas las convocatorias.
La realidad es que son pocos los pueblos que pueden ofrecer algún trabajo. Cuando lo hacen, se trata de licitar un bar, un albergue… cosas de ese estilo. Lo que sí buscan mucho es gente que invierta allí su capital y genere empleos. Así se ha manifestado, aunque de una forma muy poco respetuosa, el grotesco alcalde de Vilariño de Conso (Ourense), el cual ha soltado la siguiente perla: “Vienen a que les demos algo, no a dar ellos y no queremos mendigos sino inversores”. Como si el trabajo de una persona no tuviese ningún valor… con regidores como éste no nos extraña que repoblar Vilariño haya sido un fracaso…
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